sábado, 25 de febrero de 2012

Antología parcial / 44








          Nocturno

          Todo lo que la noche
          dibuja con su mano
          de sombra:
          el placer que revela,
          el vicio que desnuda.

          Todo lo que la sombra
          hace oír con el duro
          golpe de su silencio:
          las voces imprevistas
          que a intervalos enciende,
          el grito de la sangre,
          el rumor de unos pasos
          perdidos.

          Todo lo que el silencio
          hace huir de las cosas:
          el vaho del deseo,
          el sudor de la tierra,
          la fragancia sin nombre
          de la piel.

          Todo lo que el deseo
          unta en mis labios:
          la dulzura soñada
          de un contacto,
          el sabido sabor
          de la saliva.

          Y todo lo que el sueño
          hace palpable:
          la boca de una herida,
          la forma de una entraña,
          la fiebre de una mano
          que se atreve.

         ¡Todo!
         circula en cada rama
         del árbol de mis venas,
         acaricia mis muslos,
         inunda mis oídos,
         vive en mis ojos muertos,
         muere en mis labios duros.

Xavier Villaurrutia: Nostalgia de la muerte (1946)


martes, 21 de febrero de 2012

Marat / Sade



Jacques-Louis David: La muerte de Marat


Marat.-
(Se dirige a Sade por encima de la plataforma, ahora desierta)
Yo leí una vez en Sade
(en uno de sus escritos inmortales)
que el principio de toda vida está en la muerte.

Sade.-
Y esa muerte sólo existe en la imaginación;
somos nosotros los que tenemos esa idea.
La Naturaleza no la conoce.
Hasta la más cruel de todas las muertes o catástrofes
se borra en la indiferencia absoluta de la Naturaleza.
Sólo nosotros damos a esta vida cierta importancia.
La Naturaleza podría asistir sin inmutarse
al exterminio de la raza humana.
Yo odio la Naturaleza.
Quiero vencerla.
Quiero combatirla con sus propias armas
y hacerla caer en esas mismas trampas que nos tiende.
[...]

Marat.-
Ciudadano Marqués:
tú te has sentado, es cierto, en nuestros tribunales
y participaste en el asalto a las prisiones en septiembre,
pero en ti es siempre el viejo aristócrata el que habla
y lo que tú llamas la indiferencia de la Naturaleza
es tu pasividad.

Sade.-
La piedad, Marat,
es patrimonio de los privilegiados.
Cuando la piedad se inclina para dar la limosna,
sólo siente desprecio;
y finge conmoverse para exaltar de ese modo su riqueza;
y la limosna, para el mendigo,
no es más que una patada en el trasero.

(Un acorde de laúd)

Así pues, Marat, nada de tener sentimientos mezquinos;
yo sé que tu objetivo es otro;
para ti y para mí
sólo existen los límites de lo extremo o más allá de todo límite.

Marat.-
Caso de ser extremos, como dices, los míos
serían muy distintos de los tuyos.
Al silencio de la Naturaleza,
opongo yo mi acción.
En la indiferencia universal
hago surgir un sentido. En vez de ser
un apático testigo, yo intervengo
y digo que hay cosas que son falsas
y trabajo por corregirlas, por cambiarlas hoy mismo.
Lo que se necesita
es alzarse de tierra por los pelos;
es volverse al revés como los guantes
y mirar, y mirar con ojos nuevos todo.




domingo, 19 de febrero de 2012

Vencer el desaliento


Vengo de una manifestación contra la reforma laboral del Gobierno de Rajoy.
Hemos asistido muchas, muchísimas personas. No sé cuántas. Pero estoy  convencida de que hemos sido miles.
Es posible que ya, ahora mismo, la policía esté rebajando el número de participantes. ¿Alguien sabe por qué siempre, con este u otro Gobierno, la policía se presta a esa lamentable impostura? 
Wassily Kandinsky: Emociones
Es posible que ya, ahora mismo, cumpliendo con el rito de oxidada costumbre, el Gobierno esté preparando un comunicado devaluando la convocatoria, descalificando los motivos, desacreditando a los convocantes. ¿Sabe alguien por qué se acepta, así, sin más, que ahora como antes el presidente y sus ministros mientan impunemente, nos pierdan el respeto, no cumplan con sus obligaciones?
 Es posible que ya, ahora mismo, en los medios de comunicación estén barajando, calculando cómo informan de lo que ha ocurrido en las calles, a la luz del día, salvaguardando los intereses de quienes desde la opacidad de sus despachos controlan en su provecho la información. ¿Alguien sabe cuándo y por qué desapareció de los diccionarios periodísticos la palabra objetividad? ¿Y el compromiso ético de informar?
Es posible que ya, ahora mismo, en otros despachos sin ventanas haya alguien haciendo cuentas, calculando otro tipo de réditos y beneficios... ¡Abrid de par en par esas ventanas y echadlo, que le dé el aire!
Debería estar contenta. ¡Somos muchos! Y yo me alegro, claro. Pero, ¿alguien sabe por qué no puedo borrar en el espejo esta mirada tan triste?

Posdata.-  Propósito para mañana: vencer el desaliento.

                                                                         Carlota

sábado, 18 de febrero de 2012

Poética / Rilke



Una obra de arte es buena cuando brota de la necesidad.

La obra de arte se podría explicar como una confesión íntima y profunda, emitida bajo el pretexto de un recuerdo, de una experiencia o de un acontecimiento, y que puede subsistir por sí sola, independientemente de su autor.

Un poema debe ser ante todo exacto.

En la obra que hago soy verdaderamente yo.

Es necesario trabajar, sólo trabajar. Trabajar continuamente. Y hay que tener paciencia.

Nuestra tarea consiste en grabar en nosotros esta tierra provisional y caduca tan profundamente, tan dolorosa y apasionadamente que su esencia resucite en nosotros 'invisible'

... el mensaje ininterrumpido que se forma del silencio...

                                                                  Rainer Mª Rilke

 

jueves, 16 de febrero de 2012

¿Estado de bienestar social?



... "En las economías mixtas de Occidente, el Estado dispuso de una parte muy importante del producto social, y también de un espacio para transferencias y subvenciones, quiero decir: para una efectiva infraestructura y una política social y de ocupación. El Estado pudo afectar el marco de la producción y la distribución para también incidir en el crecimiento, la estabilidad de los precios y el empleo. Dicho de otro modo: por una parte el Estado podía favorecer medidas que estimularan el crecimiento; por la otra, promover al mismo tiempo la dinámica económica y asegurar la integración social.
En los años ochenta empezó un cambio de tendencia: el auge del rendimiento se redujo. Se dificultó el acceso a los sistemas de seguridad y aumentó el desempleo. La reforma y reducción del Estado de bienestar social ha sido la consecuencia inmediata de una política económica orientada hacia la oferta, que busca entre otras cosas una desregulación de los mercados, la reducción de las subvenciones, el mejoramiento de las condiciones de inversión, una política monetaria y fiscal anti-inflacionaria, así como la reducción de los impuestos directos, la privatización de empresas estatales y otras medidas semejantes. 

Edward Burtynsky

La liquidación del Estado de bienestar social tuvo, sin duda, una consecuencia directa: las crisis que había logrado detener resurgieron con más fuerza. Esos costos sociales dañaron la capacidad política de integración de una sociedad liberal. Los indicadores revelan de modo inequívoco un aumento de la pobreza, de la inseguridad social, de desigualdad de los salarios; todo esto resume las tendencias de la desintegración social. El abismo entre los empleados, los subempleados y los desempleados aumenta cada día más. Con el aumento de los excluidos del empleo, de la educación continua, de las subvenciones estatales, del mercado de la vivienda, de los recursos familiares, surgen las subclases. Estos indigentes excluidos del resto de la sociedad ya no pueden dominar por sí mismos su propia condición social. Sin embargo, una falta de solidaridad como ésta destruye a la larga toda cultura política liberal, cuyo proyecto universal es imprescindible para las sociedades democráticas. Por otra parte, los acuerdos mayoritarios —que cumplen todas las formalidades— muchas veces socavan la legitimidad de los procedimientos y las instituciones, porque sólo reflejan los miedos de los grupos amenazados con el descenso social, es decir, reflejan las atmósferas populistas de derecha. 

Edward Burtynsky
 Los neoliberales que reconocen y aceptan una gran cantidad de desigualdades sociales, y que están convencidos de la justicia inherente de los mercados financieros internacionales, evalúan esta situación de modo diferente a las personas que todavía defienden los principios de "la era socialdemócrata", porque saben que los derechos sociales no son sino una suerte de fajas de la ciudadanía democrática. Pero ambas partes describen el dilema de modo muy semejante. Sus diagnósticos terminan en un hecho: los regímenes nacionales han entrado en una aventura en la que nadie gana nada, una aventura donde las inevitables metas económicas se obtienen sólo a expensas de los fines políticos y sociales. En el marco de la globalización de la economía, los Estados nacionales sólo pueden mejorar su capacidad de competencia internacional si limitan su poder estatal de configurar los sectores sociales. Todo esto justifica las "políticas de desincorporación" que dañan seriamente la cohesión social y someten a una dura prueba la estabilidad democrática de la sociedad.
Ralph Dahrendorf llama a este dilema "la cuadratura del círculo": "Se trata de unir tres cosas sin conflictos: conservar y fortalecer la capacidad de competencia en el viento huracanado de la economía internacional; no sacrificar la cohesión social ni la solidaridad; y llevarlas a cabo bajo las condiciones y en las instituciones de una sociedad libre"...

Jürgen Habermas: Nuestro breve siglo, Nexos 248, agosto 1998.       


martes, 14 de febrero de 2012

Antología parcial / 43





                           
                         Noche canalla

Yo no sé si la quise pero andaba conmigo,
me guiaba su risa por la ciudad tan gris.
Ella tenía en su boca colinas de Ketama
y el cielo de sus ojos me pintaba de añil.

Yo vi tantas estrellas como ella puso siempre
en aquel cielo raso como un paño de tul.
Ella llevaba el pelo como la Janis Joplin
y los labios morados como el Parfait-Amour.

La he perdido en un bosque de jeringas brillantes
por donde nos decían que se llegaba al mar;
se fue sobre un caballo de hermosos ojos negros,
por más que yo me muera no la podré olvidar.

Bajo el cielo ceniza me conducen mis piernas.
Esta noche no tengo ni esperanza ni amor.
Sólo queda el calor de mi pobre navaja.
Hoy me he visto la cara de un retrato-robot.

A pesar de sus ojos he salido a la calle,
a pesar de sus ojos me ha tocado vivir.
En un barrio de muertos me trajeron al mundo.
Esta noche canalla no respondo de mí.

                         Javier Egea: Granada Tango (1982)



domingo, 12 de febrero de 2012

Glosario / Neoliberalismo



"El neoliberalismo, es el conjunto de medidas económicas y programas políticos que comenzaron a ser propuestos como salida a la crisis económica de los años setenta promovidos por el economista norteamericano Milton Friedman y que abogan contra la intervención del estado en la economía y a favor de crear condiciones para la total movilidad del capital.
René Magritte: Le Pelerin
 Según Perry Anderson, el neoliberalismo nace en Europa y América del Norte tras la segunda Guerra Mundial como una intervención teórica y política contra el estado intervencionista y de bienestar. Su texto fundacional es Camino de servidumbre (1944), de Friedrich Hayek, quien tres años después, en 1947, promovió la creación de la Sociedad de Mont Pelerin, muchos de cuyos miembros contribuirán decisivamente a la creación del llamado modelo neoliberal, el proyecto económico, social, político e ideológico para la actual globalización capitalista.
El proyecto económico: la plena liberalización
Entre las medidas económicas para favorecer la libre circulación del capital están: la apertura incontrolada de los mercados; la desregularización o eliminación de toda regla para el capital extranjero; la privatización de las empresas estatales y de las instituciones que prestaban servicios sociales: educación, salud, fondos de pensiones, construcción de viviendas, etcétera, con la consiguiente reducción del papel del estado y de los gastos sociales; la lucha prioritaria contra la inflación; la flexibilidad en el plano laboral.
 Su meta suprema es la estabilidad monetaria y para ello requiere que se contenga el gasto social y exista una tasa “natural” de desempleo, es decir, una masa suficientemente numerosa de personas buscando empleo como para quebrar los sindicatos o lo que Pierre Bourdieu llama un ejército de reserva de mano de obra amansada por la precarización y por la amenaza permanente del desempleo.
Se trata del modelo hegemónico de la actual globalización capitalista, lo que no quiere decir que se materialice en todos los países de la misma manera.
El proyecto social: una sociedad fragmentada
Dentro de su estrategia de poder, el neoliberalismo tiene también un proyecto social: la máxima fragmentación de la sociedad, porque una sociedad dividida en que diferentes grupos minoritarios no logran constituirse en una mayoría cuestionadora de la hegemonía vigente es la mejor fórmula para la reproducción del sistema.

Paul Klee: El cuento de los dos peces

Esta política de desorientación social actúa, fundamentalmente, en tres niveles: a) la atomización de la sociedad en grupos con escasa capacidad de poder; b) la orientación de esos grupos hacia fines exclusivos y parciales, que no susciten adhesión; c) la anulación de su capacidad negociadora para celebrar “pactos”.
El proyecto político: democracia autoritaria
El modelo político del neoliberalismo consiste en un estado mínimo para defender los intereses de los trabajadores y un estado fuerte para crear las condiciones políticas que requiere para su funcionamiento económico.
 La tesis del estado mínimo se apoya tanto en el fracaso del socialismo estatista soviético para hacer frente a los desafíos de la actual revolución científicotécnica, como en la crisis del “estado de bienestar” en los países de Europa Occidental.
Una de sus metas es destruir las conquistas de los trabajadores estabilidad en el trabajo, salarios que permitan condiciones de vida adecuadas, seguridad social, etcétera y golpear sus organizaciones de clase, para eliminar toda resistencia al libre juego del mercado.
Por otra parte, la gobernabilidad de las democracias es el tema central de la agenda del pensamiento conservador: su problema es cómo lograr que los resultados económicos del modelo neoliberal que crean una creciente desigualdad y favorecen en forma bastante ostensible a una minoría de la población sean compatibles con las instituciones democráticas burguesas.
Los estados neoliberales necesitan mantener una fachada democrática y para ello deben cumplir con el ritual de sus instituciones: mantener las elecciones libres, el pluripartidismo, etcétera. Pero, como no se puede correr el riesgo de que mayorías electorales pretendan avanzar por un camino que no sea el fijado por ellos no deben repetirse experiencias como las de Allende en Chile, es preciso asegurar que los representantes de estas mayorías tengan cada vez menos facultades. Hoy, tanto las definiciones económicas como las que tienen que ver con la seguridad nacional y el control de los medios de comunicación, escapan a las decisiones de los parlamentos.
Otro elemento que favorece a la gobernabilidad es el consumismo, que se ha convertido en un nuevo mecanismo de domesticación. La gente no se contenta con vivir de acuerdo a sus ingresos, sino que vive endeudada, y, por lo tanto, necesita mantener un trabajo estable cada vez más escaso para poder solventar sus compromisos económicos.
El endeudamiento masivo no solo sirve para mantener o ampliar el mercado interno sino que opera también como un dispositivo de integración social

Amel Emric - AP

El proyecto ideológico
El proyecto ideológico del neoliberalismo es un proyecto esencialmente conservador y reaccionario, que busca defender y acrecentar los privilegios de una ínfima minoría a nivel mundial.
El fracaso del socialismo real, el agotamiento del modelo del estado benefactor y la constatación de las potencialidades que todavía tenían el capitalismo, la empresa privada y el mercado para promover el crecimiento económico, explican que se haya convertido en el modelo hegemónico a escala mundial.
Este pensamiento trata de convencer al mundo de que no hay más alternativa que la salida capitalista neoliberal donde el mercado, y no el estado, será quien corrija las asperezas y las disfunciones del capitalismo, estimulando y dinamizando a las empresas y conduciéndolas a una permanente y benéfica modernización.
La ideología neoliberal pretende hacernos creer que lo “razonable” y lo “sensato” pasan por el mercado y por la liberalización completa de la economía, sataniza el estado, exaltando las virtudes del mercado: todo lo estatal es ineficiente, burocrático, corrupto; hay que privatizar los servicios públicos para volverlos eficientes; exacerba el individualismo y el consumismo trastrocando los valores tradicionales: ya la persona no vale por lo que es sino por lo que tiene o aparenta tener; levanta, como dice Bourdieu, un programa de destrucción metódica de lo colectivo; busca, por otra parte, desarmar ideológicamente al movimiento obrero pregonando la muerte del marxismo y lo debilita sindicalmente y como grupo social, utilizando la flexibilidad laboral para fragmentarlo y dividirlo.
Se trata de un movimiento ideológico a escala mundial como jamás antes había vivido el capitalismo afirma Perry Anderson, decidido a transformar el mundo a su imagen, en su ambición estructural y en su extensión internacional.


[Extractos literales del Capítulo V, págs. 149 - 182]
 

jueves, 9 de febrero de 2012

Poética / Valéry


El poeta se despierta en el hombre por un acontecimiento inesperado, un incidente exterior o interior: un árbol, un rostro, un sujeto, una emoción, una palabra.

Un poeta no tiene como función sentir el estado poético: eso es un asunto privado. Tiene como función crearlo en los otros. Se reconoce al poeta por el simple hecho de que convierte al lector en 'inspirado'.

Todo poeta verdadero es un crítico de primer orden.

Poesía es un arte, una extraña industria cuyo objeto es reconstituir una emoción que puede ser provocada por objetos o circunstancias muy diferentes.

Todas las artes han sido creadas para perpetuar, cambiar, cada una según su esencia, un momento de efímera delicia en la certidumbre de una infinidad de instantes deliciosos.

El poema no muere por haber vivido: está hecho expresamente para renacer de sus cenizas y ser de nuevo indefinidamente lo que acaba de ser.

                                                                           Paul Valéry


martes, 7 de febrero de 2012

Antología parcial / 42





          Cuando compre un espejo

Cuando compre un espejo para el baño
voy a verme la cara
voy a verme
pues qué otra manera hay decidme
qué otra manera de saber quién soy.
Cada vez que desprenda la cabeza
del fárrago de libros y de hojas
y que la lleve hueca atiborrada
y la deje en reposo allí un momento
la miraré a los ojos con un poco
de ansiedad de curiosidad de miedo
o sólo con cansancio con hastío
con la vieja amistad correspondiente
o atenta y seriamente mirareme
como esa extraña vez -mis once años-
y me diré mirá ahí estás
seguro
pensaré no me gusta o pensaré
que esa cara fue la única posible
y me diré esa soy yo ésa es idea
y le sonreiré dándome ánimos.

                           (7 de febrero de 1965)


Idea Vilariño: Poesía completa (2008)



sábado, 4 de febrero de 2012

El desafío del porvenir


"Nada es más común cuando se habla del Tercer Milenio que evocar el hundimiento de la moral, la crisis de sentido y los valores. La idea, por supuesto, no es nueva, por cuanto reconduce la temática del nihilismo moderno y lo relaciona con la extensión del neoliberalismo y con el individualismo posmoderno. Las lógicas económicas y culturales del universo individualista conducirían ineluctablemente a la guerra de todos contra todos, al cinismo, al egoísmo generalizado, a la degradación de las relaciones sociales, en resumen, a una sociedad sin alma, ni fin ni sentido. No les faltan argumentos a quienes sostienen esta tesis: multiplicación de los casos de corrupción, delincuencia en alza, nuevos guetos urbanos, guerra económica, indiferencia hacia los países del Tercer Mundo. Sin embargo, no sabríamos cómo enfrentarnos a esta visión catastrofista, pues sólo corresponde a una de las caras del individualismo posmoderno, la que yo he denominado individualismo irresponsable. 
Damien Hirst
 Dos razones de fondo conducen a sopesar la aproximación apocalíptica del mundo contemporáneo. La primera se apoya en el punto de vista radicalmente pesimista que alimenta el miedo al futuro. Si se diaboliza el individualismo asimilándolo a un principio intrínsecamente nefasto, entonces es toda nuestra civilización la que equivale al mal, sin que logremos ver el modo en que nuestras sociedades podrían salir: lo peor está siempre ante nosotros. Nada es más importante en la Europa actual que volver a otorgar el sentido de confianza al futuro justo ahora, cuando se extinguen los grandes sistemas ideológicos. Éste es uno de los desafíos del Tercer Milenio: reencontrar el sentido del futuro histórico, la confianza en la construcción de un porvenir mejor.
Debemos avanzar una segunda razón. No es cierto que las democracias posmodernas equivalgan a un desierto de valores. El sentido de la indignación moral no ha desaparecido en modo alguno y nuestras sociedades no cesan de reorganizarse en torno a un núcleo estable de valores compartidos. No estamos en el grado cero de los valores, como testimonia el progreso del voluntariado y de las asociaciones, la lucha contra la corrupción, la adhesión de las masas en favor de la tolerancia, la reflexión bioética, los movimientos filantrópicos, las fuertes protestas que denuncian la violencia sufrida por los niños y los inmigrantes. 
Damien Hirst
Si, por una parte, las sociedades posmodernas generan un individualismo irresponsable, por otra, promueven formas de individualismo responsable. De hecho, la extensión del individualismo coincide con un refuerzo de la legitimidad de los valores humanistas y democráticos, así como con una creciente exigencia de transparencia y de responsabilidad individual. Cuanto más se incrementa el poder económico y técnico, más se afirma la exigencia de colocar límites morales a nuestra dinámica prometeica. Se ve mejor así el desafío del porvenir: no excomulgar el individualismo sino hacer que el individualismo irresponsable retroceda en favor del responsable, es decir, de un individualismo que rechace el después de mí el diluvio, que reivindique la autolimitación de su soberanía y que esté atento al respeto de los derechos de los otros. Pero para avanzar en este sentido es verdad que estamos relativamente desarmados [...]  Los grandes modelos de emancipación histórica, las principales utopías de la modernidad triunfante, ya no tienen credibilidad [...] 

Damien Hirst

Tenemos el deber de inventar un nuevo contrato social que concilie los valores individualistas del mercado y la obligación de solidaridad; un nuevo Estado providencia exigido no sólo por su crisis financiera, sino también por los nuevos fenómenos de exclusión que afectan a millones de individuos y que engendran la gran pobreza, el paro de larga duración, a los sin techo... en pocas palabras, al individuo desocializado, privado de futuro [...] Tenemos que inventar una nueva filosofía de los derechos sociales a fin de que nadie se quede al margen del camino, que no haya individuos que se conviertan en inútiles sociales, excluidos para siempre [...]  La justicia social en una democracia no puede satisfacerse con convertir a los hombres en asistidos sociales: se debe dar sentido y consistencia a la idea de que todos tienen derecho a participar en la sociedad, de ser útiles a la sociedad [...]"
                   
                                  Gilles Lipovetsky: "Una sociedad sin alma"