miércoles, 25 de mayo de 2011

La cuestión ética


“La cuestión ética no es tanto la de si los desposeídos y desfavorecidos se levantan y se suman a la lucha por la justicia…, sino si la de los acomodados y, por ende, privilegiados… se ponen por encima de sus intereses singulares o grupales y se consideran responsables de la humanidad de los Otros, los menos afortunados”

                                                       Zigmunt Bauman

“¿Quién desea con más empeño trastornar el orden de las cosas sino aquel al que desagrada absolutamente la situación presente de su vida?”

                                                       Tomas Moro

 “Ayudemos a la juventud a ayudar al mundo”

                                                       Edgar Morin


Antología parcial / 14





Sunday bloody sunday
 
Vallejo sabe que también es bocón el sepulcro del
    domingo
lagartamente tragón de lo que entonces es nosotros
el resto de monigote zarandeado entre semana
el sueño con que nos postergamos o nos disminuimos
esta desactividad de postvivo acostumbrado
a los quién sabe los cómo los qué pena

el mundo es desde hace años un domingo de tarde
la estación de donde cada vez regresas a lo que eres
los aeropuertos donde se me-nos acaban los que quedan
donde dios está en todas partes puro eco
de ese bisílabo que me duele adentrísimo

(domingamente bocabajo bajo qué boca
te le estarás muriendo a alguien despacito)

menos mal que desde el lunes se piensa en otra cosa

Jorge Enrique Adoum: Prepoemas en postespañol, 1973

Vida de Pablo


Carlos Pardo: Vida de Pablo. Editorial Periférica. Madrid, 2011.

Vida de Pablo es una novela que se lee de un tirón, sin que uno tenga que esforzarse en la lectura. Y como quien dice, en un rato. Es una novela ligera: todo en ella es trivial, ligero, superficial, en el sentido literal, descriptivo de tales adjetivos. Una trama en la que prevalece lo anecdótico, lo episódico, lo incidental -y sigo utilizando los términos en su sentido literal-; unos paisajes y unos ambientes urbanos que semejan meros decorados; unos personajes sin fondo o desfondados, artistas y poetas que apenas hablan de arte o de poesía, salvo para dejar en ridículo a algún que otro poeta con nombres y apellidos... Todo transcurre en un ir y venir a sí mismos, a su propio y desnortado narcisismo. 

El texto promocional que acompaña la edición dice que Vida de Pablo es una “novela de formación” (¿a los treinta años?) y la emparenta, “por su vivacidad”, con Stern, Diderot o Beckett. Dice también que los personajes están a un paso de la marginación social. En fin.
Cuando leo esta nota, Marta, para quien Carlos Pardo es “uno de los dos o tres mejores poetas de su generación”, manifiesta su total desacuerdo con lo que acabo de leer: “Vida de Pablo es una novela divertida y profunda a la vez”. Un juicio con el que “en absoluto” está de acuerdo Carlota. “¿Leísteis el artículo que le dedicó Almudena Grandes a la novela? –interviene Teresa– No os lo perdáis”.
En fin.

                                                                           Darío

martes, 24 de mayo de 2011

Siete días de mayo


En una ciudad como otra cualquiera
(Tendida al sol, esta mira hacia el sur)
De este viejo planeta al que llamamos Tierra
Cerca del mar y cuando mayo estalla
Como un clavel rojo en las azoteas
Dieciséis colectivos que convergen
Libre, autónomamente por la izquierda
(que es un modo de hablar del corazón)
Manifiestan sin dudas ni reservas
Su apuesta por la luz que proyectan los sueños
Por la vida que alientan las ideas
Por la igualdad que arraiga en la justicia:
La libertad de un mundo sin fronteras
Abierto de par en par al futuro
Resuelto en la utopía, audaz en la quimera.

Han sido siete días y han sido siete noches
Avivando en la plaza la protesta
Conjurando motivos y compartiendo razones
Levantando por fin la voz exigiendo por fin respuestas
Han sido siete días y han sido siete noches
Conviviendo en la calle restaurando promesas
Ensayando salidas, compartiendo
La palabra en debates y asambleas
Han sido siete días y han sido siete noches
Declarando la paz que no la guerra
Y han sido siete por mil veces siete
Los latidos que acompañan la espera
Las manos que dibujan en el aire
Un gesto de ternura y de firmeza
Y reclaman un cambio político y social:

¡Resiste, compañero; resiste compañera!
                                                                       
                                                                rarodeluna

domingo, 15 de mayo de 2011

Por un cambio político y social

Miles de personas han participado en las 50 manifestaciones promovidas en otras tantas ciudades españolas por diversos colectivos, reclamando democracia real y un cambio político y social.

rarodeluna, colectivo sociopoético que promueve la movilización permanente contra la injusticia y la soledad, ha participado en esta convocatoria, a la que han contribuido además con esta letrilla.


Letrilla


¿Quién se pasea tan pancho
Sin que nadie lo moleste
Por el norte y por el sur
Desde levante a poniente
Sin temor a las fronteras
Ni a las normas ni a las leyes
Vacilando al personal
Y abusando de la gente?

Su eminencia el Capital.

¿Quién sin pudor ni vergüenza
Sin cuidado ni respeto
Se lucra con el dolor 
Y a la vida pone precio?
¿Quién pone tasa al amor
A la esperanza, a los sueños?
¿Y quién convierte el futuro
En un interés y un rédito?

Su majestad el dinero.

¿Quién a su antojo controla
De los hombres el trabajo
En la fábrica, en la mina,
En las aulas, en el tajo,
En la oficina o el mar
Sin que le importe un carajo
Su vida y su suerte y sí
La cuenta de resultados?

Su santidad el mercado.

Pues si todo esto sabes
Y lo tienes todo claro
También sabrás, compañero,
Que al fin son todos lo mismo
El capital, el dinero
El beneficio, el mercado
Es decir, capitalismo.
Y que no cabe otra opción:
O contra él, o a su lado.

                          rarodeluna

lunes, 9 de mayo de 2011

Down and out

 
No lo molestéis ahora –nos dice Antonio a Teresa y a mí en cuanto nos ve entrar en Laramie, refiriéndose a Claudio. Lleva ahí –y señala al salón– un buen rato escuchando música y tomando notas. Una y otra vez –continúa Antonio– vuelve a la misma canción: “Nobody knows you when you down and out”, de la que tiene casi todas las versiones. No sé lo que le pasa, pero cuando Claudio elige esa canción es que está rumiando algo y lo mejor es dejarlo tranquilo. Así que Teresa y yo nos quedamos disciplinadamente en la barra, intentando averiguar qué es lo que le podría ocurrir a Claudio.

Conforme iban llegando los demás, repetíamos lo que nos había dicho Antonio y seguíamos en la barra. Hasta que llegó Carlota quien, sorprendida por nuestra actitud, entró en el salón le dio dos besos a Claudio y le preguntó qué le pasaba. Nada, respondió Claudio. Lo que no sé –añadió– es qué les pasa a los demás; llevan un buen rato cuchicheando ahí, en la barra… ¿Por qué no entran? Es que piensan que estás preocupado por algo y no quieren molestarte –le dice Carlota. ¿Preocupado? –le responde– ¿Molestarme? Esto es obra de Antonio. Anda, diles que se ha reído de ellos; que vengan y se sienten aquí, como siempre.
¿Qué es eso de que escuchas una y otra vez la misma canción en distintas versiones?, le pregunta Carlota a Claudio, mientras con un gesto les dice a los demás que se acerquen. Como me lo van a preguntar también los demás –responde Claudio–, mejor esperamos que lleguen y se sienten, ¿no te parece? Por cierto –añade–, voy a pedirle a Antonio que prepare un cóctel que alivie mis presuntas preocupaciones. 
Cuando todos nos hubimos sentado, Claudio compartió con nosotros ese intrascendente secreto, como él mismo lo llamó, que Antonio nos había desvelado: desde que la escuchó por primera vez, la canción de Jimmy Cox le produjo tal impresión que desde entonces forma parte de eso que el propio Claudio llama su colección particular. Mi versión favorita –dice con evidente entusiasmo– es la de “Detroit” Gary Wiggins & CC – The Boogie Man. ¡Es una obra maestra del blues! Claro que hay versiones para todos los gustos. Entre las que he revisado esta tarde me quedo con la de Josh White. Sin olvidar, por supuesto, la de Janis Joplin o esa personalísima versión que hace Alberta Hunter. Pero seguro que os estoy aburriendo… 

Dora García: Steal this book

De eso nada, interviene Antonio, que llega con el cóctel que le había pedido Claudio. Como Claudio lleva un buen rato alimentando la melancolía, he preparado un Bellini, un suave y riquísimo cóctel veneciano. Que os aproveche. Niego la mayor, responde Claudio, pero me parece una elección acertada.
No lo niegues, Claudio, le dice Julián. Estás preocupado por algo y si no llega a ser por Carlota aún estarías ensimismado en ese sillón, escuchando blues y tomando notas en tu libreta. Si no quieres hablar de ello, respetaremos tu silencio… Son cosas mías, Julián. Como decía Bataille, será que envejezco y me debilito, pero lo cierto es que últimamente cometo demasiadas torpezas. Esta mañana me he comportado de un modo irresponsable y temerario, dedicando demasiado tiempo a la lectura de los periódicos. He comenzado leyendo las crónicas del inicio de la campaña electoral… ¡Pero, hombre! ¿Cómo se te ocurre…? Espera, Antonio; no me interrumpas. Después he leído una entrevista con Dora García, que me ha dejado un extraño sabor de boca. ¿Sabes, Darío, qué dice esta mujer que, en términos periodísticos, lleva varios años en lo más alto del podio artístico? Que el arte no tiene que entenderse en absoluto, que el arte puede ser lo que quiera, aburrido a muerte o histéricamente divertido, hermoso o espantoso, ordenado o caótico, culto o extremadamente idiota… Ah, y que el verdadero problema del arte es la constante injerencia de los políticos… Para colmo, después he leído un largo reportaje sobre la explotación laboral infantil en varios países asiáticos… Llegó un momento en que todo se confundía en mi retina, en mi mente y en mi estómago… 
Una mala digestión, Claudio –le dice Antonio, sonriente y cordial. A tu edad deberías ser más precavido y no darte esos atracones. ¿Qué os parece si hablamos de otras cosas? Y eso fue lo que hicimos. Sin ponernos de acuerdo, nos dedicamos a hablar de esas pequeñas cosas que… Pero esa es otra historia, que diría Antonio.

En las cuatro estaciones recojo dos nuevas citas de la colección de Claudio, la nueva entrega de la Antología parcial de Julián, un borrador que me deja rarodeluna con la condición de que no lo publique por ahora y la invitación que nos envía Juan Carlos Reche desde Montevideo.
Se trata de la presentación en el Centro Cultural de España en Buenos Aires de la antología Para los años diez –7 poetas españoles nacidos en los 70– de Juan Carlos Reche, colección Nomeolvides, Casa Editorial HUM. Será el martes 17 de mayo, a las 19’30 y participarán en el acto Arturo Carrera, Abraham Gragera, Juan Antonio Bernier y el propio Reche.