miércoles, 30 de marzo de 2011

Libia, el poeta y la guerra


(Las cuatro estaciones / 7)

Darío.- Me pasa como a Cernuda: llevo años buscándoles, intentando comprender cómo son ustedes y no consigo saber qué carajo les pasa, por qué son incapaces de afrontar un problema sin acudir a esa fórmula estúpida de ¡esto es muy complejo! Para mí ese es un recurso decepcionante: cuando alguien dice de algo que es muy complejo está tirando la toalla, está claudicando, se muestra incapaz (o tiene miedo) de afrontar el problema. ¿Complejo? ¡No fastidies! ¿Qué problema que en realidad nos interese, que merezca la pena es sencillo?
Julián.- No sé, Darío, tal vez lo que quiere decir es que no sabe cómo afrontarlo…
Darío.- Venga, Julián. Tú sabes perfectamente que no es eso. A cierta izquierda le encanta esa palabra: complejo. Es como una especie de bálsamo que alivia no sé cuántas heridas y que sirve de excusa de no sé cuántos fracasos.
Teresa.- ¿A qué fracasos te refieres?
Darío.- Lo sabes muy bien, Teresa: cuando uno dice que quiere ser sincero y luego se enreda en un laberinto de dudas y preguntas sin ensayar respuestas ni atreverse a plantear razones ni ofrecer argumentos, es que está encallado…
Antonio.- Vale, petits philosophes, pero de qué puñetas estáis hablando.
Julián.- De Libia.

P. Pellegrin


Carlota.- Bueno, de Libia y de Luis García Montero.
Antonio.- ¡Excelente poeta! ¿Y qué hace García Montero en Libia?
Carlota.- Vamos, Antonio; sabes perfectamente de qué va la cosa: comentan la columna de Luis García Montero en Público. Seguro que la has leído…
Antonio.- ¿”Mi No a la guerra”?
Carlota.- ¡Esa!
Antonio.- Bueno, no es precisamente uno de sus mejores artículos…
Carlota.- Eso es lo que Darío estaba diciendo…
Teresa.- Me parece que Darío iba más allá…
Darío.- ¡Desde luego! ¿A qué vine eso de que asumir una contradicción es más honrado que ofrecer una opinión compacta? ¿Qué es una opinión compacta? Lo ves, Julián; esto es lo que me saca de quicio: aquí no hay quien se atreva con la realidad sin endilgarle la consiguiente moralina: honrado, coherente, sincero…
Julián.- Es que se trata de una cuestión moral…
Darío.- ¡Venga ya! ¿Es que no has leído a los clásicos, a Weber, a Marx…? ¡Hablamos de política, Julián! Más aún, hablamos de una guerra que puede estallar en nuestras manos mientras conjugamos paradojas, resolvemos contratiempos y ensayamos alguna metáfora brillante. Y mientras tanto muchísima gente lo está pasando mal, muy mal. La cuestión es así de sencilla: si de ti dependiera, ¿qué harías? Vamos, Julián, responde.
Julián.- La verdad es que no lo sé…
Darío.- Claro, como estás lleno de sentimientos cuarteados…
Julián.- No te pongas estupendo, Darío…
Darío.- De ninguna manera, Julián. ¿No será que no te atreves? ¿No será que es eso lo que les pasa a ustedes, que no saben, no pueden o no quieren afrontar la contradicción en la que viven confortablemente instalados desde hace tanto tiempo? ¿Revolucionario o pacifista? ¿Transgresor o respetuoso? ¡Hay que ver cómo les jodió aquel chanchullo memorable de la transición, que ustedes mismos calificaron modélica…! ¡Treinta años y aún siguen con el recuento! Y como no les salen las cuentas…
Julián.- Te estás desviando del tema: hablamos de Libia y de la guerra…
Carlota.- … y de Luis García Montero. Yo no voy a entrar en las provocaciones de Darío, pero me ha llamado mucho la atención que García Montero utilice argumentos tan frágiles como estos: “¿Por qué intervenir allí, cuando hay en el mundo tantas situaciones de represión admitida y tantos tiranos que masacran a su población?¿Por qué cumplir con celo una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, si hemos cerrado los ojos a los incumplimientos, por ejemplo, de Israel o Marruecos?”. No sé qué quiere decir.
Teresa.- Es verdad que se arma un lío. Fíjate lo que dice aquí: “la verdad resulta contradictoria: ni es justo permitir las tropelías de un dictador, ni estamos legitimados para protagonizar operaciones bélicas en nombre de la democracia”. Desde luego esta vez no está muy afortunado.
Darío.- Está claro, Teresa: no sabe a qué atenerse. Así llevan ustedes no sé cuánto tiempo hilvanando perplejidad y desencanto, memoria y desconsuelo, coherencia e ingravidez, retórica y sentimientos más o menos encontrados… Y al final, claro, mancharse es decir No a la guerra… Demasiado fácil, ¿no creen?
Claudio.- En efecto, Darío; es muy fácil oponerse intelectual o emotivamente a la guerra mientras saboreamos este perfecto Martini seco, ¿verdad, Antonio?
Antonio.- Verdad. Cuando yo estudiaba Teología en Comillas, me enredé en aquello de la guerra justa que tanto acuciaba a los pensadores católicos. No sé si era por mala conciencia o por un auténtico interés moral. Pero todavía recuerdo las tres condiciones que según Tomás de Aquino requería una guerra justa…
Carlota.- ¿Tú estudiaste también Teología…?
Antonio.- Sí, pero esa es otra historia… Por cierto, ¿habéis leído Un invierno propio, el último poemario de Luis García Montero? Leedlo. Ya hablaremos. Y ahora, redentores y pacifistas, ¿quién quiere más Martini?
Mientras Antonio rellenaba las copas, se siguió hablando de Libia, escarbando en el pasado, en el execrable currículum de Gadafi, en la incombustible hipocresía de eso que llamamos caprichosamente Occidente… Marta preguntó por rarodeluna: hace tiempo que no sé nada de él. Está empeñado –le respondió Carlota– en sacar adelante aquel manifiesto, ¿recordáis?, el de los malos humos…
Aquí os dejo algunas referencias a propósito de la situación en Libia: un largo comentario sobre la posible ilegalidad de la intervención aliada en aquel país, las declaraciones de Chomsky y tres citas de la colección de Claudio.
Y os dejo también este sencillo homenaje a Liz Taylor: que la belleza os acompañe siempre.

Guerra y paz


“La guerra es la clave de la paz. Desgarra permanentemente todo el cuerpo social: nos pone a cada uno en un campo o en el otro”
                                                       Michel Foucault

Cuando nuestros amigos se odian entre sí
¿cómo puede haber paz en el mundo?
                                                       Ezra Pound

Es lógico que tema a muchos aquel a quien muchos temen
                                                       Décimo Laberio

Los ejércitos permanentes son una incesante amenaza de guerra
                                                       Immanuel Kant

domingo, 27 de marzo de 2011

Antología parcial / 9






Credo poético

Piensa el sentimiento, siente el pensamiento;
que tus cantos tengan nidos en la tierra,
y que cuando en vuelo a los cielos suban
tras las nubes no se pierdan.
Peso necesitan, en las alas peso,
la columna de humo se disipa entera,
algo que no es música es la poesía,
la pesada sólo queda.
Lo pensado es, no lo dudes, lo sentido.
¿Sentimiento puro? Quien en ello crea,
de la fuente del sentir nunca ha llegado
a la vida y honda vena.
No te cuides en exceso del ropaje,
de escultor, no de sastre es tu tarea,
no te olvides de que nunca más hermosa
que desnuda está la idea.
No el que un alma encarna en carne, ten presente,
no el que forma da a la idea es el poeta
sino que es el que alma encuentra tras la carne,
tras la forma encuentra idea.
De las fórmulas la broza es lo que hace
que nos vele la verdad, torpe, la ciencia;
la desnudas con tus manos y tus ojos
gozarán de su belleza.
Busca líneas de desnudo, que aunque trates
de envolvernos en lo vago de la niebla,
aun la niebla tiene líneas y se esculpe;
ten, pues, ojo, no las pierdas.
Que tus cantos sean cantos esculpidos,
ancla en tierra mientras tanto que se elevan,
el lenguaje es ante todo pensamiento,
y es pensada su belleza.
Sujetemos en verdades del espíritu
las entrañas de las formas pasajeras,
que la Idea reine en todo soberana;
esculpamos, pues, la niebla.

Miguel de Unamuno: Poesía (1907).

domingo, 20 de marzo de 2011

Las cuatro estaciones / 6


Este fin de semana en Laramie hemos decidido hablar de otra manera. No, no nos hemos dejado llevar por esa especie de melancólica pandemia que alimenta tanto llanto hueco y tanta excusa agrietada. Seguimos pensando (y en esto somos irreductibles) que la esperanza es un proyecto cotidiano, una tarea que se afronta y una experiencia que se ejerce.
Hemos estado toda la tarde hablando (tampoco vamos a renunciar a esta hermosa costumbre) de no sé cuántos asuntos. Y al final hemos decidido que en lugar de recoger nuestras discretas consideraciones dejaremos en cada una de las esquinas del salón una pregunta, según Antonio, para aliviar tanto sinsentido.
Que conste –ha dicho Carlota–, que conste que no nos doblegamos. Constatación que ha suscrito inmediatamente rarodeluna y después hemos ratificado todos los demás. 

Aly Song - Reuters

Diez preguntas 

1. La ONU autoriza ataques aéreos para frenar a Gadafi.
¿Por qué no se cumplen también las resoluciones de la ONU en Palestina, en el Sáhara, en…?

2. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero ofrece en París una “contribución importante” al esfuerzo de la comunidad internacional para frenar la violencia desatada por Gadafi contra su propio pueblo.
¿Y la autorización del Parlamento?
 
3. “En Libia no hay foto de las Azores” (José Blanco)
¿Por qué no hay tampoco explicación a los ciudadanos de los motivos por los que participamos?

4. Los aliados bombardean Libia
¿Por qué en tantos y tantos años de dictadura no se buscó otra salida?

5. Japón lucha desesperada para evitar una nube radioactiva.
¿Por qué ahora hay que ser muy prudentes y no incurrir en el alarmismo nuclear?

Y mientras tanto

6. El soldado Manning, acusado de filtrar documentos a WikiLeaks, lleva nueve meses sometido a aislamiento y tratos degradantes.
¿Por qué una vez más USA incumple la legislación internacional sobre derechos humanos?

7. Zapatero planea anunciar al PSOE el 2 de abril que no será candidato en 2012
¿Y…?

8. Torrente 4 bate records de taquilla: el jueves pasó de 9’5 millones.
¿Nos hará más nobles, más cultos, más felices?

9. Otra efeméride: 18 de marzo de 1911. Hace cien años: nace en Hernani Gabriel Celaya
¿Quién ha puesto las cartas boca arriba? ¿Quién no se reconoce tranquilamente hablando? ¿Por qué este silencio?

10. ¿Os acordáis de Haití, de Liberia, de Costa de Marfil…?